jueves, 4 de julio de 2013

Delhi

Fue el último destino que visité junto con mi papá, a pesar que en el transcurso de nuestro viaje, hayamos pasado dos veces por dicha ciudad, de manera transitoria.
Delhi, hasta cierto punto, no fue como la esperaba. Me imaginaba una ciudad extramadamente caótica, con multitudes descontrolables, y sobretodo, contaminada. Hasta cierto nivel, y como es el caso de muchas otras ciudades en el país, el estereotipo es cierto, pero es gracias al excelente sistema de metro, con el que esta metrópolis cuenta desde hace poco más de 10 años, que se convierte en un sueño el recorrer la ciudad. 
El calor iba aumentando en muchos lugares del país para entonces, por lo que el aire acondicionado de los vagones era precisamente lo que necesitábamos. En mi opinión, el sistema todavía necesita la cooperación de la población que se transporta en este medio. El gentío que esperaba ver en las calles, terminaba encontrándolo en el subterráneo, y en las estaciones más importantes, era una locura intentar salir del tren, pues, a la vez, cientos de personas querían deseperadamente entrar. Cooperación, en muchas ocasiones, significaba más que nada, sentido común.

Fuera del "Red Fort"

Reparando un rickshaw

Fuera del "Jama Masjid", la mezquita más grande de la India.

La tumba del Emperador Humayun, que serviría de
inspiración para el Taj Mahal

Una gran despedida con una magnífica puesta
de sol detrás del mausoleo.
El "Qutub Minar", el minaret (torre) más alto de la India

Un sitio que siempre tuve la intriga de conocer: el "Templo de Loto",
que desgraciadamente estuvo cerrado cuando lo visitaba.

Mi siguiente destino, ya sin mi padre, será Varanasi...


Pd: Por cierto, acabo de actualizar mis publicaciones sobre Ajanta, Ellora y Mumbai. Espero las disfruten!






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